viernes, enero 08, 2010

la palabra silenciada (Tyrannosaurus rex)

Ah¡¡ dinosaurio del poder y la decadencia
Como has venido subsistiendo
a lo largo de esta prehistoria eterna
de golpes, revoluciones y dictaduras,
has sabido sobre llevar estas mil eras
que te anteceden,
devorando a cuanto reptil minúsculo e ingenuo
que se cruzo por tus caminos,
y enfrentándote como la bestia insaciable que eres
a cualquier titán que se atrevió a desafiar tu reinado.
Fiera verde y escamosa,
has sobrevivido intacto a la extinción meteórica de tantas eras,
Y lograste resistir inmune a esa (Gu)era fría
que azoto la tierra por aquellos tiempos.

Han sido tus pasos
los de un gigantesco y testarudo lagarto
que se avejenta y endurece las escamas
con el tiempo,
viajando con paso lento y parsimonioso
por esta historia.
Inmenso saurio de sangre fría,
te has aferrado tanto al poder idiota
que te da la fuerza,
que convertiste tu tierra en una prehistoria perpetua,
cuando podría ser un hermoso paraíso
de mil colores y libertades,
pero tu eterno rugido de bestia irascible
a vetado todas las posibilidades
condenando a un embargo eterno tus dominios

animal mítico y de antaño,
haz engañando a la muerte por mucho tiempo
mudando escamas,
pero la hora te ha llegado y la tierra reclama tu nombre,
como único ejemplar de la especie extinta que eres,
hay sin embargo un voraz reptiloide
que busca emular tus pasos,
pero su piel joven y tierna no le depara,
un futuro tan largo y duradero como el tuyo,
además otras épocas son estas
y quizá haya bestias más feroces

Ah...¡¡ dinosaurio solitario y triste,
evocará tu historia algún recuerdo grande,
o serán tus restos nada mas,
el fósil extraño e inverosímil de una fiera lejana,
de la cual, se dudará su existencia.

1 comentario:

  1. Este editorial de El Faro fue inspirado en la poesia actual de algunos que creen que son hijos de Cronos y Rea pero se perdieron en el bosque del ego...


    Aunque seamos mediocres, el presente nos concede ciertas ventajas sobres los grandes creadores que ya se fueron. Ahora, cualquier aprendiz de literato puede burlarse de las simplezas ideológicas de Pablo Neruda. Entre nosotros, por ejemplo, es habitual que se hable con cierto desprecio de los paisajes literarios que dejó Alfredo Espino. Somos más irónicos, más complejos, ellos iban y nosotros ya vimos lo que había y hemos vuelto.

    Pero, por mucho que se diga, entre todos los poetas irónicos y complejos de la pos-posmodernidad raro es el que posee ese don tan maravilloso y al mismo tiempo tan elaborado que a Neruda le sobraba: el de tener a punto la música en los labios.Y hablo de esa música que se pega en el fondo de quien la lee o escucha y que tiene el poder hipnótico de quedarse grabada en la conciencia colectiva. Alfredo Espino, el bucólico, tenía ese don. Sorprende que un lirismo tan ingenuo y tan cargado de defectos (Dos alas, quién tuviera dos alas para el vuelo. Esta tarde en la cumbre casi las he tenido...) se adhiera a la memoria con una fuerza que no tienen las palabras más complejas y trabajadas de un poeta actual.

    Alfredo Espino, por lo menos, hizo poesía con las cumbres, los nidos y los bueyes. Nuestra poesía reciente, a fuerza de concentrarse en los sueños del ombligo y de bañarse en las riberas de su autoconciencia como tradición y como lengua, ha terminado por ser una poesía sin paisaje, sin hondura y sin música.



    mas...
    http://www.elfaro.net/es/201001/opinion/1053/

    ResponderEliminar